lunes, 18 de enero de 2016

La oposición cubana. Una visión centro-europea *

Por Jacek Padeé
Sociólogo , ex Primer Secretario y Jefe de misión de la Embajada de Polonia en Cuba.
 Entre los años 2003 al 2010, se desempeñó en los ervicios diplomáticos de Polonia para América Latina.
 En el campo de la investigación sobre América Latina se centra en los movimientos sociales latinoamericanos. 

RESUMEN
El presente artículo es una prueba de análisis del lugar de la oposición cubana en la sociedad de la Isla, desde una perspectiva centro-europea. Se trata de identificar los elementos menos favorables para su desarrollo al igual que los logros para la construcción de una sociedad civíl en Cuba.
Palabras clave: Oposición cubana, activistas de Cuba.

ABSTRACT
In the present article we will intend to analyse the role of a Cuban opposition in the society of the Island, from a Central European perspectiveWe will try to identify the least favorable for their development as well as the achievements for the construction of a civil society in Cuba.
Keywords: Cuban Opposition activists in Cuba.

Sobre Cuba y su situación socio-económica, existe una variedad de estereotipos y opiniones motivadas ideológicamente, que tratan la realidad más bien de forma instrumental, selectiva y muy a menudo la flexionan para confirmar una tesis preconcebida. La hermeticidad del sistema, carga ideológica y baja credibilidad de las informaciones oficiales que llegan de la Isla, con toda seguridad no favorecen a la creación de una objetiva imágen de Cuba. Por otro lado, el ya cincuentenario conflicto entre los hermanos Castro y la diáspora cubana de Flórida, la cual define el tono de la información de los medios de comunicación sobre la Isla, que llega al consumidor medio, hace que los procesos sociales, políticos y culturales en Cuba se presenten como en un espejo deformado. Tal vez, el más distorsionado de todos los aspectos de la realidad cubana es la imagen de los círculos de oposición. En el discurso oficial cubano ellos prácticamente no existen. Además se utiliza varios términos para definirlos y así no tener que hablar de una oposición, los disidentes o algunos grupos de la sociedad civil. En el mejor de los casos, se les denomina como grupúsculos, sin embargo, más frecuentemente, se les etiqueta de vendepatrias, mercenarios o gusanera. Por su parte, en los medios de la Flórida, cada vez que aparece en la Isla una señal pública de oposición al régimen, se le da a ésta una publicidad sobre medida e incluso los eventos insignificantes como las manifestaciones de unas pocas personas o las proclamas que a ninguno en la Isla puedan convencer se las converte casi en un hito en la lucha por la “democracia”, creando simultáneamente una falsa impresión, que los cubanos de todas las maneras y casi todos los días están tratando de deshacerse del odiado régimen.

En Polonia, a pesar que el tema cubano no está presente en las primeras páginas de los periódicos y no está cargado emocionalmente, tenemos la tendencia de comparar y referir la situación de la Isla a la de Polonia de los años ochenta, cuando el sistema comunista se encontraba en su fase terminal. De vez en cuando, nos llegan las noticias sobre arrestos o hostigamientos de la oposición, o que un grupo de deportistas cubanos no ha regresado al país y ha huido durante su permanencia en el extranjero. Por lo cual, para la mayoría de polacos, que sobre la Isla tienen algun interés, Cuba parece un lugar donde el régimen con todos sus métodos y fuerzas trata de mantenerse en el poder, usando los hostigamientos y violencia para parar la “oleada de instatisfacción social”, que comprende a la mayoría de los insulares, los cuales son guiados por lídres de oposición que gozan de un general reconocimiento y autoridad.

Estas dos imágenes, tanto la que niega por completo la existencia de cualquier oposición al sistema dominante, tratándola como inauténtica, dirigida desde el exterior y que no tiene nada en comun con las actitudes reales de los cubanos, como la otra que, presenta la oposición como un liderazgo moral y verdadero de la nación en contra del régimen ideológicamente quebrado, son falsas. A la permanencia de estas dos falsas visiones, se le une la de los comunes imaginarios sobre Cuba, la cual es construida por las pocas fuentes científicas y objetivas. En Cuba no se conduce y conoce ninguna investigacion científica referente al estado y las actitudes sociales que midan las preferencias políticas de los habitantes de la Isla. Por otra parte, los pocos e inoficiales intentos de las organizaciones no gubernamentales no pueden ser considerados suficientemente representativos y válidos desde el punto de vista de los requisitos científicos.

Un factor adicional que complica la tarea de creación de una objetiva imágen sobre los grupos de oposición cubana es la actividad de los servicios de seguridad del Estado que, en un alto grado, infiltraron la oposición con la tarea de asegurar la supervivencia del régimen y entorpecer el crecimiento de los grupos opositores, creando deliberadamente “el sumbido informativo” en torno y dentro de ellos, lo cual hace difícil separar auténticas iniciativas cívicas de las manejadas desde arriba.
Todo esto se ve agravado por los factores derivados de la especificidad de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, especialmente:

- Los acuerdos migratorios, que obligan a las autoridades de EE.UU. de otorgar anualmente alrededor de 20 mil visas a ciudadadanos cubanos con el fin de evitar masivos y caóticos exódos migratorios que pueden llevar a tragedias humanas.
- Los privilegios especiíficos para inmigrantes cubanos (incluidos principalmente en la Ley de Ajuste Cubano / Cuban Adjustment Act).

Todo esto hace que, la adopción de posturas de oposición contra el régimen en Cuba, sea la forma y la vía más facil de obtener el derecho a la recidencia en EE.UU. y, se puede considerar como la única motivación real de una gran parte de lo “opositores”.

La tradicional oposición política
Los primeros grupos de la oposición comenzaron a aparecer a finales de los años ochenta e inicio de los noventa, en el momento y en relación con la descomposición del bloque socialista y el colapso económico de la Isla, debido al corte de los subsidios de la Unión Soviética. Uno de los primeros partidos establecidos en el momento fué el Movimiento Cristiano de Liberación, creado en 1988 por los activistas catolicos de La Habana, dirigido por Oswaldo Payá Sardiñas. En 1992, Payá ha anunciado su candidatura a la Asamblea Nacional, sin embargo las autoridades le impidieron su presentación ante la asamblea para los candidatos (Iglesias, 2003, p. 19), mediante el órgano del sistema electoral cubano, el cual se encarga de aprobar o rechazar las candidaturas para los comisios. Varios años antes, en 1978, un grupo de presos políticos cubanos ha fundado el Comité Cubano pro Derechos Humanos, como un movimento de derechos civiles y cuyos personajes principales eran Ricardo Bofill, Gustavo Arcos y Marta Fraydé. El objetivo del Comité era documentar los casos de violaciones de derechos humanos en Cuba y constituía una primera grieta en la pared del totalitarismo de Castro (Gerschman, 2009, p. 39). Con el tiempo, en la intención de los fundadores, éste debía transformarse en un movimento cívico independiente.

Desde entonces surgían y desaparecían cientos de diferentes partidos que, en general, contaban con pocos miembros. En su mayoría, eran personas de alguna forma relacionadas entre si, su actividad era mínima y se limitaba generalmente a las reuniones en casas particulares. Independientemente de las posiciones individuales de los activistas, a veces heróicas1, no todos aquellos grupos podían ser considerados como una real propuesta política. Una evaluación sobria y realista del papel de estos fue presentada en el año 2010 por Rafael Hernández, conocido intelectual cubano, editor en jefe de la revista “Temas”, el cual es una voz casi sin precedentes por parte de los grupos de intelectuales vinculados al sistema. Harnámdez habló de las actividades de los grupos de oposición de una manera carente de emoción política, en un espíritu de análisis fresco, y no de acosamiento propagandístico. En la entrevista que el diario mexicano “La Jornada” le realizó, la cual fue publicada en el sitio web del gobierno cubano Cubadebate.cu y dice:

la oposición en Cuba no puede alabarse tanto de la base social como ideología coherente, debe ser considerada más bien como una constelación de micropartidos y no de lasociedad civil (…) Ellos (la opoción) no tienen ninguna influencia en las instituciones religiosas o en la clase obrera, como en Polonia; entre ellos no hay verdaderos intelectuales que gozen de merecida reputación, como en Checoslovaquia; no les legitimiza su lucha contra un régimen repugnante y corrupto, como en Rumanía” (Rafael Hernández [en]Arreola, 2013).

Con la última parte de esta confirmación probablemente se podría polemizar, sin embargo, esto no cambia el hecho que, en la práctica, los tradicionales grupos de oposición en Cuba no juegan un papel importante, no disponen de un apoyo social importante, son generalmente desconocidos en la Isla y sus actividades se concentran principalmente en las disputas y conflictos internos, y no en la construcción de la base social. El objetivo principal de sus iniciativas se centran en obtener efectos mediáticos en los EE.UU. y la UE, por lo cual organizan ruedas de prensa, iniciativas como conferencias y convenciones, sobre las cuales en Cuba casi nadie sabe (sin embargo, en los últimos años su número ha disminuido, lo que se explica por una reducción significativa de los fondos del gobierno de Obama para las organizaciones que apoyan a la oposición en Cuba).

En forma bastante regular aparecen, también, las iniciativas de unificación de la oposición para terminar las divisiones internas y concentrar los esfuerzos en la lucha contra el enemigo común, sin embargo, la duración de tal concenso es limitada y viene desvanecida por los viejos conflictos y ambiciones del liderazgo de sus jefes, que las desintegran rápidamente desde el interior. Las dos únicas iniciativas de oposición que, lograron mensurable éxito eran el Proyecto Varela2 y el movimento de las Damas de Blanco. La primera, era un intento de cambio de las leyes mediante una iniciativa desde abajo, con propuestas de reformas del sistema, tales como las garantías de la libertad de expresión, prensa y asociación, cambio de la ley electoral, amnistía para los presos políticos y celebración de nuevas y democráticas elecciones. Fué iniciado por Oswaldo Payá Sardiñas, quien por su actividad fue galardonado en el 2002, por el Parlamento Europeo, con el Premio Sacharow. Payá había aprovechado el mecanismo de la iniciativa legal cívica, contenido en la Constitución Cubana, del año 1976, que requiere la votación por la Asamblea Popular de cada proyecto de modificación de la ley, si éste cuenta con el apoyo de diez mil ciudadanos. Lograr reunir tantas firmas, en el caso del Proyecto Varela, era una gran sorpresa para las autoridades de la Isla (hay que señalar que una firma, con el nombre, apellido y número de cédula de identidad bajo el proyecto que no cumple con la línea política oficial, debe ser considerada, en las condiciones cubanas, como un acto de gran coraje cívico). La propuesta nunca fué sometida a votación, sin embargo, Fidel Castro se vio obligado a responder de alguna manera a ésta iniciativa sin precedentes y, apresuradamente organizó un referendum, en el que los cubanos de manera habitual (99%) optaron por la proclamación de la irreversibilidad del carácter socialista de la revolución.

La siguiente reacción del gobierno cubano, al Proyecto Varela, fué el encarcelamiento de los 75 activistas de la oposición y periodistas independientes, de los cuales el grupo más numeroso eran los que participaron en la recolección de las firmas para el proyecto. Todos fueron condenados a severas penas, aunque a Oswaldo Payá lo dejaron en libertad. En respuesta a estos acontecimientos surgió la asociación Damas de Blanco, creada por las esposas, madres, hermanas e hijas de los 75 activistas encarcelados. Su actividad consisitía, principalmente, en la organización de modestas manifestaciones, celebradas todos los domingos después de la misa en la iglesia de Santa Rita, en el barrio habanero de Miramar. En los aniversarios de los arrestos del marzo 2003 -denominados por los grupos de oposición como Primavera Negra- las Damas de Blanco organizaban también pequeñas manifestaciones, en diferentes puntos de la ciudad, distribuyendo copias de la Declaración Universal de Derechos Humanos, soltando palomas, repartiendo flores, etc.

El éxito de las Damas de Blanco se expresó con la liberación de todos los activistas encarcelados en el año 2010, que fué posible no tanto por su propia actividad, sino más bien como resultado de una ola de represiones emprendidas por el gobierno contra la asociación, lo cual en consecuencia provocó una amplia condena en el extranjero, incluso entre comunidades generalmente favorables al regimen cubano. Un papel clave en la liberación de los presos jugó la mediación de la Iglesia católica, y más tarde también el gobierno del Reino de España, que ha aceptado acoger a los opositores liberados con sus familias. El impulso de la actividad de las Damas de Blanco y las represiones a que fueron sometidas, fue frecuentemente subrayado por los representantes de la Iglesia. Vale la pena destacar, que las autoridades cubanas no prestan atención a la presión de los gobiernos y medios de comunicación occidentales, referente al hostigamiento de la oposición, pero si les preocupan las opiniones de sus “agentes de influencia” en el resto del mundo, es decir, los círculos políticos de orientación de izquierda, los intelectuales y los circulos culturales, que se ven reflejados en las actitudes de algunos personajes del aparato gobernante en Cuba.
A pesar de estos éxitos, el futuro de ambas organizaciones es incierto. En julio de 2012, Oswaldo Payá murió en un accidente de automovil, cuyas circunstancias despiertan dudas, tanto de a su familia y amigos, como de numerosos representantes de la comunidad internacional3, y unos meses antes a causa del dengue muere la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán. Debido a la liberación de los 75 presos de la Primavera Negra, el movimiento de las Damas de Blanco ha perdido un poco su dinámica, ya que fue privado de su razón de ser original, también debilitó su estructura la salida a España de muchas de sus fundadoras junto a sus familiares liberados.

En la evaluación general, los grupos tradicionales de la oposición se encuentran actualmente en un aislamiento profundo, impuesto sólo parcialmente por las autoridades, pero en gran medida debido a su impasividad, incapacidad de compromiso, generalmente mala preparación y desacreditadoras disputas internas. La oposición cubana no ha logrado construir confianza pública y no tienen la capacidad de movilizar a amplios sectores de la sociedad (por ejemplo: trabajadores, estudiantes o agricultores). Como resultado, no se les conoce ampliamente en Cuba y mucho menos se les ve como una alternativa viable para llagar al poder. Tampoco parecen listas para aprovechar la oportunidad de llenar, poco a poco, a los orificios en el ámbito político, que resultan del lento pero irreversible proceso de erosión de la legitimidad carismática del sistema y la descomposición de las estructuras del Estado totalitario.


Grupos de la sociedad civil: “la ciberdisidencia”

El único activista que logró construir una verdadera red social y realizar un múltiple proyecto es Dagoberto Valdés, recidente en Pinar del Río. Durante muchos años realizó su actividad dentro de la Iglesia católica, la cual le proporcionaba un mejor acceso a las herramientas de trabajo, y le servía como una especie de paraguas de protección. Valdés siempre estuvo acompañado de un dinámico grupo de colaboradores, dirigía el Centro de Educación Civil y Religiosa que, en la realidad cubana, es un centro exepcional ya que ofrece cursos en ramas como: informática, empresariado, participación ciudadana, pero principalmente editaba la revista “Vitral”, la cual abordaba problemas importantes de la vida social y política de Cuba, sin tener ninguna censura previa. A raiz de la decisión del nuevo obispo de Pinar del Río de apartar a Valdés y a su grupo de las instituciones eclesiásticas, estos decidieron desde el año 2007 realizar sus actividades en forma independiente. Estos inclueyen los cursos de formación, proyectos de apoyo al desarrollo local, discusiones sobre temas cinematográficos y la publicación de una revista independiente titulada “Convivencia”. Sin embargo, son actividades a pequeña escala (local) y el mismo Dagoberto Valdés, en los últimos años, ha sido objeto de ataques de la propaganda por parte de las autoridades de la Isla, donde lo acusaban de aceptar dinero proveniente de agencias extranjeras. En consecuencia, las posibilidades del desarrollo de esta iniciativa parecen limitadas, ya que la mayoría de los cubanos, no estan dispuestos a mezclarse en una cooperación con personas que, sean oficialmente reconocidas como “contra revolucionarios”.

En los últimos años, creció rápidamente en Cuba un grupo de blogueros, cuyo personaje más conocido es Yoani Sánchez. Esta reune a los “nuevos” opositores de la generación de 20 y 30 años de edad, que no participan directamente en la política, pero realizan actividades en los ámbitos de la cultura y comunicación, con el uso de modernas herramientas de transmisión de información como bitacoras o las redes sociales. La actividad de este aún limitado grupo, se concentra, principalmente en el Internet, por lo cual son llamados por los observadores del escenario cubano como “ciberdisidencia”. En este espacio informal y no organizado podemos incluir también a los artistas que desafían el orden existente, como: OMNI Zona Franca – un grupo de artistas de vanguardia del barrio habanero de Alamar– o bandas musicales Porno para Ricardo y Los Aldeanos, también merece la atención una ambiciosa iniciativa llamada el Estado de SATS4, los cuales son un conjunto de jóvenes artistas e intelectuales que organizan exposiciones, conciertos, proyecciones y debates sobre diferentes visiones del futuro de Cuba.

El papel de los representantes de la joven generación de opositores estará seguramente aumentando, sin embargo hay que recordar que, en las condiciones cubanas, donde sólo un pequeño porcentaje de la población tiene acceso libre y amplio a Internet5, por ahora los ciberdisidentes no tienen la posibilidad de comunicación con amplias capas de la sociedad cubana. Al igual que en el caso de la tradicional oposición política, los ciberdisidentes son mucho más conocidos fuera de Cuba que en la propia Isla, donde todavía no son reconocibles. Es díficil en este momento evaluar, si este grupo sea capaz de transformarse en una fuerza política viable y eficaz, capaz de proponer y forzar soluciones concretas al gobierno.

Iglesia e instituciones religiosas

Un papel especial en la vida política cubana le toca desde hace poco a la Iglesia católica. A partir del 2010, con voz más fuerte y en forma más clara comenzó a expresar su opinión sobre la situación actual en Cuba. En las revistas eclesiásticas, que antes dedicaban sus páginas sólo a los temas relacionados con la religión y vida interna de la Iglesia, empezaron a aparecer artículos que más audazmente llamaban a las reformas económicas y proponían un discurso político alternativo6 al vigente e impuesto por las autoridades7.

La primera comunicación sobre los asuntos sociales y políticos de Cuba de un jerarca eclesiástico, que merecía la atención, fué el artículo del vicario general de la diócesis de la Habana Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, publicado en “Espacio Laical”8 por el Centro Cultural padre Félix Varela, donde el vicario compartía sus observaciones y opiniones respecto a las constituciones cubanas. Era muy positivo su comentario sobre la Ley Fundamental de 1940, la que fué aprobada por un amplio compromiso entre diferentes fuerzas políticas de Cuba de aquel entonces e incluía muchas propuestas progresistas para su tiempo, tales como la nota sobre la función social de la propiedad privada9. Como ha señalado de Céspedes Gracía-Menocal, los artículos que se referían a los derechos y libertades de los ciudadanos parecían casi idénticas a la Declaración Universal de Derechos Humanos, y la precedieron por ocho años, al igual que Charles de Gaulle la eligió entre unas pocas para conocerla antes de la redacción de la constitución de nueva República Francesa. Por otra parte, en la opinión del clérigo, la constitución vigente de 1976, basada en los patrones soviéticos, no se ajusta a los tiempos de hoy, cuando Cuba necesita un debate de ideas sobre la futura forma del sistema político. Céspedes García-Menocal, constataba también que, la política no es un campo de ontología aristotélica o dogmas religiosos, por lo cual en el contexto socio-político y económico casi todo se puede discutir (De Céspedes García-Menocal, 2009, p.71). El objetivo de la política y el debate público es el mejor arreglo de la convivencia social.

En el contexto cubano estas tesis suenan como una ofensa y la intervención de los representantes de la Iglesia en materia del orden público no cabe en la norma. Aunque el artículo apareció en una revista de nicho y se refería a cuestiones bastante complejas, su publicación fué un evento digno de mención, cuanto más que no era aislado. Unos meses más tarde fué publicado un artículo del sacerdote Boris Moreno, en la revista en boga de la arquidiócesis de la Habana llamada “Palabra Nueva”, escrito en un lenguaje sencillo y dirigido al público en general que, llamaba a las reformas económicas (Moreno, 2010). El Padre Moreno sostenía en el, que la prevalencia de la planificación central en la economía resultó ser una utopia sin fundamento en la realidad. Criticó la política económica del gobierno considerándola un rehén de la centralización ideológica y falta de decisión provocada principalmente por el deseo de mantener, a todo costo, el orden actual, el cual hunde al país (Moreno, 2010). En la opinion del sacerdote, en reacción a la crisis, el gobierno ha propuesto sólo tesis utópicas y el reajuste por una drástica reducción de gastos, lo que puede llevar a un desastre social y económico. Mantenía también, que las condiciones socioeconómicas del país no se pueden cambiar por discursos y decretos. En efecto, el sacerdote propuso una serie de soluciones, que ayudarían a la economía cubana reponer sus fuerzas. Entre sus propuestas podemos encontrar: la promoción del empleo por cuenta propia con asegurada y estable base legal, aceptación del comercio minorista, aplicación efectiva del principio de la dependencia de los salarios de los efectos de trabajo, una mayor transparencia de los gastos públicos, el cambio conceptual de las instituciones según el cual los ministerios tendrían que asumir el papel regulador de las actividades en su sector (y no administrarlo, como es ahora), y la adhesión de Cuba a los mecanismos internacionales e instituciones financieras. Llamaba también a la realización de un amplio debate sobre las reformas económicas con la condición que, las autoridades deban reconocer la capacidad de expresión de todos los ciudadanos, sin exponerlos a cualquier tipo de represión. (Moreno, 2010)

Por subsiguiente, la Iglesia Católica desde hace varios años desempeña un papel en la política cubana mucho más importante que el que podría resultar del carácter religioso de la institución y también del pequeño porcentaje de católicos practicantes en Cuba. Los representantes del episcopado hablan abiertamente de la línea pastoral del arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, que incluye tanto cuestiones sociales, como políticas. El cardenal Ortega, una figura destacada de la jerarquía eclesiástica cubana desde los años ochenta, fué considerado hasta el momento como demasiado moderado y conciliador hacia las autoridades y opuesto a la participación de la Iglesia en contiendas políticas10. Sin embargo, a partir del año 2010, bastante frecuente habla de los importantes temas de la actualidad cubana. En una entrevista publicada en “Palabra Nueva”, en referencia al problema de los “actos de repudio” dijo: “No debe quedar en nuestra historia como pueblo este tipo de intolerancia verbal, y aún física, como rasgo característico del cubano. De hecho son siempre pocos quienes escenifican estos actos que  no indican el sentir de la mayoría” (Palabra Nueva, 2010, p. 3).

Por lo que destacaron, al mismo tiempo, tanto los eventos en la Isla relacionados con Damas de Blanco, como algunas acciones de las comunidades de los emigrantes en Flórida dirigidas contra los artistas que se deciden actuar en Cuba. El Cardenal Ortega ha desempeñado también personalmente un papel clave en las mencionadas arriba negociaciones sobre la liberación de los presos políticos y ha participado activamente en el mismo proceso de su liberación11.
Hasta cierto punto, la Iglesia se ha convertido en un socio para el gobierno, en la implementación de reformas difíciles. Sucede, que los mensajes incómodos para el gobierno son transmitidos por los jerarcas del clero y en sus intervenciones los más destacados representantes de la Iglesia tratan de explicar y justificar algunas de las decisiones gubernamentales. La Iglesia es el mediador entre las autoridades y comunidades u organizaciones que les son incómodas, como es el caso de Damas de Blanco, pero también en las conversaciones con la emigración cubana, cuando el contacto directo pueda asociarse con un alto costo político.

En este contexto, un acontecimiento importante fué la visita del Papa Benedicto XVI, en marzo del 2012. Tras señalar, que “lleva en su corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos donde quiera que se encuentren” (20minutos.es) El Papa, en gran parte, pareció orientar su mensaje a los gobernantes. Palabras referentes a que Cuba tiene que cambiar o que la ideología marxista está agotada y no corresponde a la realidad cubana, no podrían ser dichas por ninguno de los políticos cubanos o extranjeros visitantes. A las autoridades cubanas, de seguro, fueron dirigidas también las siguientes palabras: “hay otros que la búsqueda de la verdad los llevan al fanatismo, encerrándose en su verdad e intentando imponerla a los demás” (Radio Trinidad Digital). El Papa hizo un llamamiento a los gobernantes que sigan ampliando la libertad de la Iglesia y la renovación de la sociedad cubana en diálogo con todas sus fuerzas, para “que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales” (Convivencia, 2012). Estas declaraciones parecen confirmar, que la Iglesia se involucró en la transición cubana y que las autoridades cubanas cuentan con su voz.

La otra oposición

Hundiéndonos en disputas sobre la situación y el papel de la oposición en Cuba, olvidamos a menudo, principalmente en el contexto de las violaciones de derechos humanos, que las estructuras cubanas del poder y las instituciones estatales políticas, económicas, culturales y académicas no son un monolito. En el 2007, un año después del ascenso al poder, Raúl Castro, en su discurso con motivo de la fiesta nacional del 26 de Julio, instó al debate público sobre el futuro del país.
En los siguientes años ha habido pocos indicios que este debate realmente se mantiene y de hecho puediera influir en las futuras decisiones políticas. Sin embargo, durante el Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en el año 2008, se escucharon voces valientes y propuestas, de las cuales la más fuerte intervención fue la de Eusebio Leal, historiador de la Ciudad de La Habana, personaje importante del sector gobernante, el cual llamó a la necesidad de cambiar la mentalidad de los ciudadanos hacia una mayor tolerancia y respeto por el trabajo. Declaró, que tanto la emigración como la cultura cubana creada en el exilio, fuera del país, forman parte del patrimonio nacional (Leal, 2008), oponiéndose a la vez a la única antes admisible narrativa sobre la diaspora, llamada “mafia cubana de Flórida” y “traidores de la Patria”. A la vez, Leal dijo públicamente, que sus hijos son también emigrantes, lo que hasta ahora ha sido un tema embarazoso para los miembros de las más altas autoridades.
Pero fué sólo a partir del 2010, que podemos hablar de más evidencias de las presiones reales hacia las reformas del modelo en quiebra, por parte de los medios reformistas intelectuales, académicos o artísticos que funcionan dentro de las instituciones del Estado socialista. De mayor resonancia fueron las declaraciones de renombrados artistas, como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Leonardo Padura, figuras emblemáticas de la cultura revolucionaria cubana. Estas no eran las únicas señales de cambios en la vida social y política en la Isla. Desde diferentes partes llegaban cada vez más voces de insatisfacción de la situación actual y presión sobre los responsables políticos a proponer una estrategia clara de salida a un impase histórico.

Cabe destacar una voz, que no es una crítica realizada desde la posición del liberalismo o modelo occidental de la democracia multipartidista. Uno de los “disidentes” más conocidos entre las élites intelectuales, culturales y también partidistas cubanas, Pedro Campos (un ex-diplomático, investigador del Centro de Estudios de los Estados Unidos) desde hace varios años consistentemente define el sistema cubano como un sistema de capitalimo estatal monopolista12.
Las letras de Campos son una profunda crítica (sin concesiones) a las decisiones tomadas por la burocracia revolucionaria, desde una posición socialista, de extrema izquierda. Campos postula la marcha hacia el socialismo real participativo y la entrega del poder en manos del pueblo, basándose en la democracia participativa, directa y rechazando la representativa que, en su opinión, es una ficción tanto en las sociedades occidentales, donde la democracia está subordinada a las organizaciones jerárquicas y disciplinadas, ligadas al gran capital y a los diferentes grupos que tienen sus intereses, como en la sociedad cubana, donde la dirección revolucionaria se ha convertido en una burguesía burocrática, separada y despegada de la situación real y las necesidades de la población, y que de hecho (al igual que las jerarquias en las democracias occidentales) solo se representan a si mismas.

En agosto del 2012, Pedro Campos recibió el premio al mejor ensayo, otorgado por la revista “Espacio Laical” por el artículo titulado: “El diálogo, la reconciliación y democrátización: caminos paralelos” (Campos, 2012), en el argumenta sobre el conflicto básico en Cuba y que éste no pasa por la línea de la emigración enfrentada contra los cubanos de la Isla o el imperialismo enfrentado contra el socialismo, sino que es, ante todo, un conflicto que existe dentro de la sociedad cubana, en cuanto a la dirección que el país debería aspirar. A su vez, reconoce que la principal causa de la controversía es la renuncia de la dirección de la revolución de los estándares democráticos de la toma de decisiones, en su período inicial. También hace hincapié, que ya no se puede tratar más a la oposición política tradicional como exponentes de los intereses del imperio ya que, tiene su propia visión y quiere buscar el cambio de forma pacífica, continua afirmando, que: “Es imprescindible reconocer que esa disidencia tiene intereses propios y legítimos, como lo son el respeto a los derechos humanos, a la legalidad y la libertad de expresión, asociación, reunión y elección”. (Campos, 2012, p. 2)

Campos sostiene, por tanto, que en Cuba es necesario un amplio diálogo con todas las fuerzas sociales. Sin embargo, al mismo tiempo anota que, no será posible sin la democrátización de las relaciones sociales en Cuba y el cese la represión de personas que representan otras ideas se pregunta el autor:

¿Pero cómo llegar a él (dialogo) cuando no existe un clima propicio, cuando hay un absoluto control estatal sobre los medios de divulgación, cuando se niega la libertad de comunicación, expresión, reunión, prensa y asociación, cuando se criminaliza el pensamiento diferente, cuando el poder hegemónico no está dispuesto a dialogar siquiera con su propia izquierda, cuando el propio gobierno socialista viola el sentido socialista de la Constitución vigente? (Campos, 2012, p. 5).

Sin embargo, a pesar de las declaraciones anteriores, aparecen algunos espacios de diálogo, no sólo en la realidad virtual. Este es el caso de un ciclo de debates mensuales, abiertos, sobre los temas culturales, sociales y políticos en la revista “Temas”, cuyo director es Rafael Hernández. Los problemas abordados allí son a diario ausentes de los medios gubernamentales de comunicación, como los diferentes conceptos de libertad y democracia, la libertad de expresión en Internet, el problema de racismo en Cuba, las aspiraciones y opiniones de la joven generación de los cubanos, etc. Las discusiones se llevan a cabo en la sede del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), en el barrio habanero Vedado, la entrada es libre y cada persona puede contribuir con sus opiniones, aunque hubo casos en el pasado cuando se negaba la entrada a los blogueros independientes.

Hay que mencionar, también, las actividades realizadas por el Centro Teorético-Cultural “Criterios”, dirigido por Desiderio Navarro, un eminente teórico de cultura, escritor y traductor de varios idiomas. El hizo un valiente intento de hacer las cuentas del período infame el pasado reciente de Cuba revolucionaria llamado “quinquenio gris” (1971-76), durante el cual muchos artistas e intelectuales cubanos prominentes. (Incluyendo los reconocidos hoy en día escritores del siglo XX, como José Lezama Lima y Virgilio Piñera) fueron despedidos, forzados a migrar, censurados y sujetos de diferentes formas de represión. El Centro “Criterios” desde hace años, consecuentemente, interviene en la defensa de la libertad de creación artística e intelectual en Cuba.

Cuba y Polonia, dos historias

La visión amplia de “la oposición” propuesta anteriormente, abarca todas las fuerzas de la vida social y política cubana que buscan cambiar el modelo quebrado. Fué diseñada, principalmente, para indicar la complejidad de la actualidad cubana, que no puede reducirse a una simple dicotomia entre un gobierno autoritario y la oposición democrática. Además nos permitirá, también, entender si existe una justificación de la búsqueda de analogias entre la Cuba actual y la República Popular de Polonia en su fase final (años 80. Del siglo XX). Estoy convencido de que estas comparaciones no se justifican, y ambas situaciones tienen sólo similitudes superficiales (monopolio político del partido comunista, la propiedad estatal de los medios de producción y las comunicaciones, lo anti-occidental y orientación de la política en el exterior). Las principales diferencias entre las realidades de Polonia y Cuba, en el período final del socialismo real podrían resumirse en tres áreas principales:
  1. El origen del proceso revolucionario
El sistema actual en Cuba goza todavía de un considerable apoyo de la sociedad insular, que se debe explicar por la fuerte legitimidad carismática, no sólo de Fidel Castro y de la primera generación de guerrilleros de Sierra Maestra, sino también del enorme entusiasmo inicial al mismo proceso revolucionario, que capitalizaba el apoyo de todas las corrientes políticas opuestas a la dictadura odiada y corrupta de Fulgencio Batista. Al mismo tiempo, un importante componente de la revolución cubana, cuyo objetivo principal fué no tanto la instauración del sistema comunista (sobre esto al inicio ni siquiera se había hablado), sino la liberación del dominio estadounidense. Como lo comenta el historiador polaco Marcin Kula: “me aventuraría la hipótesis, que el socialismo fué tratado instrumentalmente, no como un fin en sí mismo, sino un medio de la emancipación del pueblo cubano” (Kula, 1999, p. 59). Por lo tanto, al igual que Polonia, Cuba vive en la sombra del imperio vecino. Sin embargo, una diferencia fundamental es que los cubanos, eligiendo otro camino de desarrollo, lanzaron al poderoso vecino un desafío, mientras que en el caso de Polonia el sistema socialista fué impuesto por el imperio y, por lo tanto, desde un principio fué tratado como ajeno por una gran parte de la nación.
  1. La composición del poder
En Polonia, a los finales de los años ochenta del siglo XX, se produjo un cierto equilibrio de fuerzas entre los gobernantes, la oposición y la Iglesia Católica. En Cuba, no existe otra fuerza que fuera equivalente a la autoridad comunista, lo cual sin duda alguna está entorpeciendo el proceso de los cambios. El papel de la Iglesia cubana no se debe a su fuerte posición en la sociedad, sino más bien a una iniciativa unilateral del círculo reducido de las más altas autoridades, que trata a los jerarcas eclesiales, como una herramienta para satisfacer sus intereses externos e internos. Es por eso, que la solución de los problemas cubanos debe salir del gobierno y por su iniciativa. En el proceso de la transición cubana, probablemente, no seremos testigos del equivalente de la Mesa Redonda (Okrągły Stół), porque no hay quién se sienta al lado de las autoridades. La única fuerza que tiene el derecho de sentirse tan fuerte como las autoridades de La Habana, se encuentra fuera de la Isla. Es la diaspora cubana que, por diversas razones, debería ser incluida en los procesos de cambio. Ciertamente, en la situación polaca de los finales de la época del socialismo real, no tuvimos que hacer frente a un poderoso actor externo. Este problema es, sin embargo, tan amplio, que merece al menos un capítulo a parte.
  1. Las actitudes sociales
Lo que destacaba en el movimento de “Solidaridad” (Solidarność) fué ante todo un gran apoyo y masiva participación de la población, la cual deseaba y que no temía decidir, y ser constructora, de los futuros acontecimientos en Polonia. En Cuba, la demanda de cambios tiene más bien un caracter exclusivo (de élites), forma parte del dominio de los intelectuales y un pequeño grupo de los ciudadanos conscientes, rodeados por un cordon hermético de servicios estatales, por lo cual no cuentan con una amplia base social de apoyo, por ejemplo de los más renombrados personajes de la oposición resulta muy difícil encontrar a auténticos y reconocidos representantes de obreros, campesinos o cualquier otro grupo profesional. En este sentido parece que, las autoridades tienen un pleno control de la situación. No hay señales de una significativa mobilización social, aunque sea en forma de huelgas o cualquier protesta pública. Tampoco se dan casos de masivas acciones ciudadanas e iniciativas encaminadas a la democrátización del país y construcción de la sociedad civil. Más bien, prevalece la apatía, la desesperación general y diversas actitudes escapistas.

Sin embargo, no podemos olvidar y perder de vista los cambios objetivos que se han producido en el mundo, en las últimas tres décadas y hacen constatar que este tipo de apoyo masivo de todos los sectores de la sociedad no es necesario. Somos testigos del surgimiento de otras diferentes vías de movilización social, un dinamismo excepcional de los procesos sociales, enormes cantidades de información que recorren diariamente el mundo y que, gracias al progreso tecnológico, son extremadamente fáciles de acceder. Esto hace que, cada vez más, los pequeños grupos de personas son capaces de crear auténticas presiones políticas, previamente reservadas sólo a los grandes y fuertes actores sociales. Es allí donde exactamente surge la oportunidad para la joven generación de los opositores cubanos, y la esperanza que la transición cubana tomará, al igual que en Europa Central y Oriental, el camino hacia la auténtica democratización, y no el camino del capitalismo mafioso ruso.

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* Texto del 2013, publicado en el libro Cuba: ¿Quo Vadis?  
1 La declaración pública de no apoyar al gobierno prevee diferentes sanciones, como la pérdida del empleo, falta del consentimiento para la rehabilitación de vivienda y muchas otras molestias en la vida cotidiana.
2 Compare página oficial del Movimiento Cristiano de Liberación: MLC Osvaldo Payá www.oswaldopaya.org.
3 En este caso, una investigación internacional e independiente demandaban, entre otros: Washington Post, Mitt Romney y Esperanza Aguirre (presidenta del Partido Popular español, en el poder).
4 http://www.estadodesats.com/
5 En junio, en Cuba fueron instalados puntos de Internet de libre acceso para el público, que pueden cambiar el estado actual de amplio aislamiento informativo.
6 En el espíritu de la tolerancia para la diversidad y el reconocimiento de la rica herencia ideológica del país.
7 Uniformizante, confrontativo y que alababa la visión de una fortaleza asediada
8 Ver: Carlos Manuel de Cespedes García-Menocal, „Cuba hoy: compatibilidad entre los cambios reales y el panorama constitucional”, Espacio Laical nr 3, 2009 (http://apic-alternativa.blogspot.com/2009/09/revista-espacio-laical.html )
9 Comparar: Art. 87, Constitución de la República de Cuba, 1940
10 La excepción fué la carta pastoral „El amor todo lo espera” del año 1993, en la que los obispos liderados por Ortega llamaban las autoridades gubernamentales al diálogo y a las reformas, a la luz de la profunda crisis. Esta provocó un fuerte ataque a la Iglesia de parte de los medios de comunicación oficiales y en consecuencia una crisis en las relaciones entre el Estado y la Iglesia
11 En la práctica, las autoridades insistieron en que los presos liberados y sus familias salgan de Cuba. El cardenał Ortega hablaba personalmente con cada uno de los activistas encarcelados y lo convencía para esta opción. Sólo unos pocos se negaron salir al. extranjero. Fueron puestos en libertad como últimos.
12 La selección de lostextos de Pedro Campos se puede localizar, entre otros, en: http://kaosenlared.net/colaboradores/itemlist/user/88-pedrocampos.html