sábado, 12 de julio de 2014

Relaciones Cuba - Rusia, en el contexto de la gira por Latinoamerica de Putin

Por. Katarzyna.Dembicz

Todos estamos de acuerdo que la gira por América Latina del presidente ruso Vladimir Putin es histórica. Mucho más ahora cuando la Unión Europea se ve involucrada en las conversaciones con EE. UU. sobre el tratado de libre comercio y mira con cierta ansiedad hacia Ucrania y Medio Oriente.
Putin, hace su visita cuando Rusia acaba de anular en un 90 % la enorme deuda que tuvo Cuba con este país como heredera de la Unión Soviética y se acaba de anunciar el 


inicio de la construcción del canal interoceánico en Nicaragua, que junto al desarrollo del puerto y área económica de Mariel será una ventana más de cruce de mercancías entre el Oriente y Occidente, donde evidentemente se verán amenazados los intereses mercantiles y geoestratégicos de los Estados Unidos.
Las relaciones ruso-cubanas a pesar de que sufrieron una gran caída en los años noventa, desde hace una década se están recuperando, gracias a un conjunto de elementos: de un lado el actuar del Estado cubano por diversificar su economía y atraer inversiones (tratando de circunvalar el embargo estadounidense),  y de recuperar su posición internacional, por el otro la expansión económica y política rusa. Estos elementos están fortalecidos por el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Rep. Sudafricana), del cual casi todos los países están invirtiendo en este Estado insular.                                                                                               
Hoy día la cooperación ruso-cubana no tiene una base simplemente ideológica, el pragmatismo de ambos lados seguramente la seguirá fortaleciendo y empresas tan importantes como las inversiones rusas en el desarrollo de la infraestructura portuaria de Mariel, desarrollo del aeropuerto de San Antonio de los Baños, abastecimiento en equipo militar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), desarrollo de la telecomunicación e industria minera, energética y automotriz harán mucho más difíciles, desgraciadamente, la futuras inversiones de la Unión Europea (UE), en esta área.

Lastimosamente, la UE, desaprovecha la experiencia "Know how", que acumularon durante décadas, en las relaciones Cuba y los países del antiguo bloque del este, que hoy son miembros de la Unión Europea, como el caso de República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Lituania, Letonia y Polonia. Incluyendo además, la República Federal de Alemania, la cual es la heredera de los vínculos comerciales, políticos y culturales de la antigua República Democrática Alemana (RDA). 
Esta poca visión estadista de quienes dirigen las relaciones exteriores desde los países europeos, los hace continuar por un camino que pareciera hace ya más de una década tiene marcado un fin sin salida. La realidad del siglo XXI, está marcada en que el mundo dejó de ser unipolar, y ya hace más de tres décadas que los bloques regionales y su planificación económica, relaciones politicas y comerciales dejaron de ser establecidas por ideologías comunes. Por lo tanto, la desaparición de una intensión geopolítica de negociación multilateral de fuertes versus débiles, fue desapareciendo, paralelamente, a la caída del unipolarismo,por el contrario en el resto del orbe, surgió una política de integración mundial en calidad de iguales, de intercambio de bienes y servicios, con un sentido de valoración y respeto por lo intercambiable. Es así, que se dibuja en el nuevo mapa geopolítico un gran bloque al que se le ha llamado la media Luna, integrada entre un norte oriental y el sur del mundo, poseedores de los recursos naturales que necesita toda la humanidad para su subsistencia.  



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